sugeridas por Keefer (2004:258) chequeando si “las conclusiones son sensibles a los cambios en
[sus] supuestos” de PT, y por Voigt (2011: 321) agregando algunas variables independientes al
análisis y usándolas en forma interactiva con la forma de gobierno.
El artículo prosigue del siguiente modo. La siguiente sección resume brevemente el argumento
de PT y extiende su discusión al rol de las instituciones de presupuesto y las interacciones con
las distintas formas de gobierno. Las Secciones 3 a 5 describen los datos, los ejercicios
empíricos y los chequeos a cuanto a solidez, respectivamente. La Sección 6 corresponde a la
conclusión.
2. Regímenes políticos, separación de poderes y proceso de presupuesto
En los modelos de Persson y Tabellini, las formas de gobierno están representadas por las
diferencias en la asignación específica a los actores políticos de la autoridad que toma
decisiones sobre una pieza clave de la legislación: el presupuesto. Como tales, los regímenes
difieren en el modo en que se organiza el proceso de presupuesto, en particular, por la división
de los poderes para fijar agenda y las reglas de negociación legislativa que definen quién realiza
propuestas de presupuesto, y quien puede aprobarlas, modificarlas o vetarlas. En los sistemas
presidenciales, el proceso de presupuesto está modelado como una asignación secuencial de
decisiones políticas (primero, tamaño, y luego asignación del presupuesto a través de los
sectores o proyectos) a las distintas ramas del gobierno (el ejecutivo y el legislativo),
En los regímenes parlamentarios, votar las mismas cuestiones
políticas no es secuencial: los impuestos y la composición del presupuesto son propuestos en
forma conjunta por una coalición mayoritaria. Dado la existencia de un requisito de confianza,
se produce una crisis de gobierno si la propuesta de presupuesto es vetada por uno de los socios
de la coalición. Esto da como resultado una mayor cohesión legislativa bajo el
parlamentarismo.
Si bien tales generalizaciones sirven el propósito de presentar diferencias institucionales
importantes entre las formas de gobierno, el enfoque de representar a los sistemas presidencial y
parlamentario basado en las prerrogativas de presupuesto de los distintos actores puede
oscurecer tanto como aclarar a falta de una discusión detallada de las instituciones de
presupuesto, es decir, las reglas según las cuales los presupuestos son redactados, aprobados e
implementados (Alesina y Perotti, 1995). Específicamente, si bien el modelo PT de
presidencialismo (parlamentarismo) puede ser una buena aproximación a la forma de gobierno
en los Estados Unidos (Reino Unido), los procedimientos de presupuesto varían en gran medida
dentro de estos sistemas, y por ende, debemos esperar resultados fiscales que reflejen tales
fuentes de variación.
Tomemos, por ejemplo, la variación en los regímenes presidenciales. En el caso de Chile, el
Presidente tiene ventaja respecto de la legislatura, no sólo con respecto al volumen del
presupuesto, sino también respecto de su asignación. Después de que el Ejecutivo somete la
propuesta de presupuesto al Congreso, la legislatura sólo puede reducir el tamaño de partidas
del presupuesto, y no puede reasignar el presupuesto (incluso si fuera para compensar
influyentes véase von Hagen (1991), Alesina y Perotti (1995), von Hagen y Harden (1995), Alesina y
otros (1999), Hallerberg y otros (2007), Hallerber, Strauch y von Hagen (2009), y Blume y Voigt (2013).
Kommentare zu diesen Handbüchern